Las muñecas sexuales y las disfunciones sexuales masculinas
Aunque parezca mentira, una a tendencia actual muy generalizada es la preocupación que genera el placer del otro. Todo el mundo quiere ser un buen amante, centrándose más en dar que en recibir, si, además, a esto le sumas algunas falsas creencias de que el placer de la mujer heterosexual depende del hombre, el hombre se enfrenta a la relación sexual con más responsabilidad de la que le corresponde. La excesiva empatía sexual puede ser contraproducente y las muñecas pueden ayudar a desvincular la preocupación que genera el placer del otro. No se trata de olvidarse del placer del otro, sino que de que deje de obsesionar hasta el punto de no poder disfrutar. Por eso, las muñecas ayudan a generar un contexto parecido al encuentro sexual, donde trabajar en el propio placer sea más fácil. El entrenamiento de ser supervisado y adaptado a las necesidades de cada persona, pudiendo llegar a ser de gran utilidad para el buen curso de la terapia. No olvidemos que para dar placer lo primero es saber recibirlo, si sabes recibirlo, sabes darlo. Muchas de las disfunciones sexuales no permiten vivir con intensidad el placer, por la preocupación que genera la competencia amatoria, afectando a la autenticidad del dar placer.
Desventajas
Evidentemente no es oro todo lo que reluce y la utilización de las muñecas sexuales también puede llegar a ser contraproducente, sobre todo en casos de un mal uso o abuso, como por ejemplo, cuando la muñeca viene a suplir todo contacto humano o que la necesidad de la presencia de la muñeca para activar la respuesta sexual. Podrían ser casos parecidos a las parafilias, pero en líneas generales, usadas con cabeza, pueden ser una fuente complementaria de satisfacción, juego en pareja, su aplicación en algunos casos de discapacidad, así como el importante papel terapéutico que pueden llegar tener.